El ser humano es capaz de encadenar días enteros sin comer, pero apenas puede aguantar unos días sin ingerir agua. Y es que nuestro cuerpo está formado por un 60% de líquido, que está presente no sólo en el interior de nuestras células, sino también en el espacio entre ellas, en nuestra sangre y en otros líquidos de nuestro cuerpo como el sudor, las lágrimas o la saliva. Por eso resulta vital garantizar la calidad del agua que tomamos a diario y hoy nos preguntarnos: ¿es seguro beber agua del grifo sin tratar?
El agua cumple un sinfín de funciones vitales en nuestro organismo:
- Transporta y distribuye los nutrientes esenciales entre las células, como la glucosa o las vitaminas
- Transporta oxígeno al cuerpo y elimina las toxinas que producen los órganos
- Colabora en el proceso digestivo
- Aporta hidratación constante a la piel
- Ayuda a mantener una correcta presión sanguínea
- Mejora la concentración y el tiempo de las reacciones enzimáticas
- Hidrata la boca, los conductos nasales y los ojos
- Ayuda a regular la temperatura corporal
- Lubrica las articulaciones, algo vital a la hora de evitar lesiones
- Purifica los riñones de sustancias tóxicas
- Quema más calorías y disminuye la sensación de hambre
Cada vez somos más conscientes de ello. Aún más sabemos que debemos tomar al menos dos litros de agua al día y, claro, que es fundamental poder garantizar que el líquido que tomamos tiene la calidad suficiente como para permitir un correcto funcionamiento del organismo. Quizá por eso, fruto de la mala fama que se ha granjeado el agua del grifo en los últimos años, España es el quinto país europeo que más agua embotellada consume por persona.
Por qué el agua embotellada no es una opción
En efecto, muchas familias han optado por una decisión drástica ante el cuestionamiento de la calidad del agua corriente en España. Han relegado el agua del grifo únicamente a la limpieza y a la cocción de alimentos. Sin embargo, hay dos razones de peso que echan por tierra esta opción. Una es ecológica y la otra, de salud.
La ecológica es sencilla: en un momento de emergencia climática como el que estamos viviendo, en el que hay unanimidad en la necesidad de reducir o eliminar el consumo de plástico, optar por consumir a diario agua embotellada no es una opción.
La segunda reside justamente en los efectos nocivos del plástico para la salud. La mayoría de botellas que se comercializan están hechas de Policarbonato (PC) y polietileno tereftalato (PET). En ambos casos, sustancias derivadas del petróleo que se ha probado que resultan altamente tóxicas para la salud. Aún más que el riesgo se incremente cuando el producto, la botella en este caso, está expuesto a luz y calor.
Y podría apuntarse una tercera razón que es el elevado coste económico que supone comprar agua embotellada para uso diario.
Entonces, ¿es peligroso tomar agua del grifo?
Hay diversos elementos que inciden en la calidad del agua corriente y que pueden provocar que resulte peligroso tomar agua corriente sin tratar. A saber:
- La procedencia. Si, por ejemplo, procede de un acuífero hay que tener en cuenta que la contaminación causa una disminución del Ph del agua.
- La estación del año o el clima.
- La instalación del edificio o la vivienda. No encontraremos plomo en un manantial, pero sí puede generarse en tuberías corroídas. Justamente por eso, se desaconseja usar.
- El proceso de potabilización. Es un factor que influye claramente en su calidad.
Sobre este último factor, una Guía de Alimentación y Salud publicada recientemente por la UNED señalaba: “En la mayoría de las poblaciones es preferible consumir agua mineral, o de un manantial o fuente de confianza, al agua del grifo. A las redes públicas de distribución de agua se le añaden compuestos químicos como el flúor o el cloro, que a pesar de ser imprescindible para evitar la contaminación microbiológica, puede resultar peligroso incluso en las dosis utilizadas por la sanidad pública”.
La solución pasa por el agua osmotizada
Ante esta situación, lo más recomendable es instalar un sistema de osmosis inversa en el hogar. Entender el porqué es sencillo: si no hay un filtro purificador de agua, es nuestro organismo quien acaba ejerciendo dicha función. Y eso acarrea un trabajo extra que conviene evitar. Especialmente, en el caso de personas con un sistema inmune débil o debilitado como consecuencia, por ejemplo, de estar pasando por un tratamiento con quimioterapia.
La lista de sustancias potencialmente peligrosas para la salud que podemos ingerir si no instalamos equipos de osmosis inversa es infinita. Antes se ha apuntado el plomo, pero también cabría citar la cloramina o el flúor. Otro sería el calcio, que puede intervenir en la formación de piedras en el riñón.
En caso de que optemos por instalar un sistema de agua osmotizada es fundamental garantizar que cumple tres funciones:
- Filtrado de materias inorgánicas, metales y minerales.
- Erradicación de posibles contaminantes microbiológicos (bacterias y virus)
- Aprovechamiento del agua.