El agua es un elemento fundamental para la salud de nuestro organismo, y a pesar de que llegue filtrada y potabilizada a nuestros hogares, conviene acabar de tratarla con una osmosis inversa o un descalcificador antes de que salga del grifo. Esto se debe a que esta puede arrastrar impurezas de la red, como bacterias, cloro o un exceso de calcio y magnesio que acaban convirtiéndose en la cal.
Seguramente, ahora te estarás preguntando: ¿Entonces, qué tratamiento de agua necesito? La respuesta no es tan fácil como parece porque no todos los municipios disponen de la misma agua. Esta puede proceder de lugares distintos: lagos, manantiales, aguas subterráneas, ríos o mares. La procedencia del agua determina en gran medida la dureza y las posibles impurezas que pueda arrastrar la red.
Osmosis inversa para beber y descalcificador para proteger
Una de las formas más rápidas para saber qué tratamiento necesitas es pensando en el tipo de consumo de agua que quieres hacer. Por ejemplo: si lo que quieres es dejar de comprar agua embotellada y/o mejorar el sabor del agua del grifo para beber, la opción indicada sería una osmosis inversa; si lo que quieres es agua que proteja tu casa (electrodomésticos, vajilla, baños…) y tu piel de la cal, entonces el tratamiento que necesitas es un descalcificador. Además, ambos tratamientos son compatibles el uno con el otro, es decir, puedes tener los dos equipos si lo que quieres es agua del grifo con buen sabor y agua libre de cal en todo el hogar.
Aun así, la forma más precisa de conocer el tratamiento de agua que te conviene es haciendo un análisis completo del agua. De esta manera sabrías de forma exacta el tipo de agua que llega a tu casa, el nivel de mineralización que contiene y las impurezas que arrastra de la red. Para hacerlo, puedes contactar con nosotros aquí y te haremos un análisis gratuito sin compromiso alguno.
